Muchas personas nos consultan permanentemente por problemas sentimentales,
matrimoniales, celos, infidelidades y otros conflictos de pareja.
Cuando
se produce una ruptura sentimental hay quienes se deprimen y generan un estado emocional de añoranza, angustia y desazón,
quedando “atrapados” en el pasado, con lo cual se reduce considerablemente su propia autoestima…; pero también
hay otras personas que en tales circunstancias, por el despecho, el resentimiento y el orgullo herido de alguien que ha sido
engañado, abandonado o perdió a su pareja por alguna circunstancia en particular, suelen generar muchas emociones y sentimientos
negativos que las llevan a cometer errores, imprudencias y otras cosas más graves aún que luego resultan muy perjudiciales
y difíciles de solucionar.
Ante
estas situaciones, lo más habitual es que la persona abandonada genere una particular “obsesión” por atraer nuevamente
al ser amado hacia sí y lograr una reconciliación..., a cualquier precio y sin reparar en los medios que utiliza para lograrlo.
De
hecho recibimos diariamente muchos correos electrónicos de esa naturaleza, a través de los cuales dichas personas solicitan
específicamente la ejecución de todo tipo de “trabajos esotéricos”, especialmente “amarres”, con la
finalidad de manipular al ser amado a través de una serie de “ataduras esotéricas” y obligarlo de esa manera antinatural
a volver con ellas..., sin importarles en lo más mínimo los sentimientos, la voluntad de la otra parte, ni otra cosa más que
lograr su propio objetivo.
Obviamente,
eso no es amor, sino un conjunto de “disfunciones del ego” que se manifiestan con un deseo irrefrenable de manipular
a la otra persona y someterla al arbitrio de semejantes “brujerías”.
Sabemos
perfectamente que ese tipo de “trabajos esotéricos” resultan muy perjudiciales para ambas partes y es por ese
motivo que jamás recomendamos su ejecución..., sino todo lo contrario, cuando detectamos “energías contaminantes”
de esa naturaleza en el sistema energético de algún consultante sugerimos indefectiblemente su inmediata eliminación, de manera
tal que esa persona pueda volver a tener la posibilidad concreta de poder elegir con absoluta libertad y de mutuo acuerdo
a la otra persona con la cual desea formalizar una relación sentimental, ejerciendo su libre albedrío y sin ataduras ni brujerías
de ninguna naturaleza…; sin embargo, existen otros profesionales que con fines especulativos y con tal de ganar dinero
fácilmente realizan tales trabajos, aunque las consecuencias por lo general suelen ser muy destructivas en la gran mayoría
de los casos.
Los
conflictos sentimentales habitualmente surgen en casi todas las parejas, ya que ninguna relación puede llegar a ser realmente
perfecta…; de hecho casi todas las relaciones sentimentales suelen experimentar momentos de crisis que finalmente son
superados…, pero el factor determinante en todos los casos para poder discernir si esos problemas pueden ser solucionados
o no radica exclusivamente en los sentimientos de ambas partes. Por más conflictos que hayan tenido, y por más graves que
hayan sido esos conflictos, si aún existe una mínima cuota de amor recíproco entre ambos, cualquier problema se puede solucionar
eficazmente y formalizar luego una relación sentimental realmente seria, estable y duradera.
Por ende, siempre es necesario
evaluar minuciosamente cada problemática en particular, para poder determinar con precisión cuál es el origen real del problema
y si el desgaste o el daño ocasionado permite intentar una reconciliación o no.
En
tales casos, el mejor procedimiento a seguir está relacionado siempre con un trabajo de “armonización general de la
pareja”, que incluya al mismo tiempo un proceso específico de “limpieza psicotrónica profunda” de ambos
sistemas energéticos, a efectos de eliminar completamente todas las negatividades que pudieron llegar a generar como consecuencia
de la crisis experimentada. Y luego, una vez logrado ese primer objetivo, siempre es conveniente realizar un trabajo final
de “unión de pareja” a efectos de normalizar la situación y lograr la tan ansiada reconciliación.
Dejamos expresamente aclarado
que un trabajo de “unión de pareja” es muy distinto a un vulgar “amarre”, ya que a través de la unión
lo que se hace habitualmente es movilizar en forma “psicotrónica” los verdaderos sentimientos de amor que existieron
en los mejores tiempos de la relación..., con la clara intención de lograr que actúen tal como si fueran un “potente
imán”, con polaridad altamente positiva, que atraiga nuevamente a las personas involucradas entre sí…, conforme
a la “Ley Universal de la Atracción y el Magnetismo”…; ya que esa es la forma correcta que Dios ha creado
para que las parejas se unan. En cambio el amarre ya explicamos anteriormente en qué consiste y sabemos a ciencia cierta que
no reporta ningún beneficio para ninguna de las partes, sino todo lo contrario.